A veces se da la ocasión de poder intervenir desde distintos
enfoques y profesiones, muchas veces por casualidad y sin una base profesional
puramente derivada de las ciencias sociales como el trabajo social, la
psicología o la pedagogía, se llega a la realización de un maravilloso proyecto
que transforma por completo la vida de sus protagonistas.
Este fue el caso de Zana Briski, fotógrafa y activista
política que se desplazó a la ciudad de Calcuta con el fin de retratar la dura
vida de los habitantes del “Barrio Rojo” caracterizado por la prostitución, la
delincuencia y la violencia extrema sin ninguna repercusión.
La convivencia hizo que Zana estableciera una relación con
los niños/as del barrio y la curiosidad de estos por aquel aparatito que
siempre llevaba consigo hizo el resto. Zana comprendió que enseñarles a manejar
una cámara de fotos era un pequeño gesto que podría sacarles de la miseria en
la que vivían, de romper con su dura rutina, de valorarse mucho mas y en
definitiva, era una forma ideal de
empowerment.
El documental (ganador del Oscar en 2005) da voz a un grupo que de otra manera no
hubiese tenido forma alguna de enseñarnos su día a día, de expresarnos sus
miedos, sus esperanzas y quizás uno de los detalles más especiales, y de ahí la
calidad del largometraje, es que no son los adultos de este barrio los que nos
cuentan sus penurias sino los/as niños/as, los que tienen menos voz entre los
menos escuchados.
De estos niños/as nos sorprende su gran potencial, su
curiosidad y su agudo ingenio sumamente desarrollado por la necesidad de
supervivencia. No emplean un lenguaje banal, ni siquiera infantil, sus
observaciones y manifestaciones son propias de personas adultas, muy sensibles
a la realidad que les rodea y sabiendo diferenciar entre el bien y el mal (en
contextos donde las relaciones pueden distorsionar claramente la percepción).
“Es necesario aguantar muchas cosas si quieres hacer las cosas bien” “Comprendí
que aún siendo pobre puedo tener una vida feliz”… Estas frases son del todo
inspiradoras y sorprende que salgan de la
boca de niños/as entre 10 y 14
años.
La fotógrafa al final actúa como toda una trabajadora
social, ya que al crear el vínculo entiende que es necesario tratar de cambiar
esa situación, entendiéndose que sin su implicación todo habría sido un aprovechamiento de las
capacidades de estos niños, de lo novedoso de la situación, pero nada más. Es
por ello que comienza una Odisea en busca de internados y escuelas que les
permitan desarrollarse y escapar de su negro futuro.
Como comentábamos anteriormente, son muy conscientes de cuál es su realidad,
de lo que sucede en su familia, de su propia historia y de los límites de su
género. Percepciones que desde nuestro grupo, pensamos que se pueden extrapolar
a la gran mayoría de grupos de niños/as que viven o han vivido en un contexto
difícil, ya que la sensibilidad propia de su edad puede decirnos mucho de esa
realidad sobre la que queremos intervenir.
La novedad que permite esta técnica es afrontar, plasmar esa
realidad a la cual muchas veces o no se nos es posible acceder o cuando lo
hacemos la observamos de forma distorsionada (las actitudes, gestos, roles
cambian cuando se está frente a un desconocido). Es la historia contada desde
el interior y no desde una mirada externa.
A continuación os dejamos algunos ejemplos del maravilloso trabajo que realizaron estos chavales:
Suchitra, 14"Girl on a Roof"
"Bucket" Avijit, 11
Avijiit, 11 años, “Holi Man”
![](http://2.bp.blogspot.com/-MVnWMOHtwpk/VFEwf7zRzqI/AAAAAAAAB8o/0OAX92GO1fs/s1600/prostitucion.jpg)
"Boys"Suchitra,14
Avijiit, 11 años
Kochi, 10 años "Babai"
Desde aquí os dejamos el link para que podáis disfrutar de
este documental y las paginas webs correspondientes al proyecto “Kids with
Cameras” y la página web de la autora, por si os pica el gusanillo.
EL CASO ESPAÑOL, UNA APUESTA AL ALCANCE DE TODOS
El
proyecto que desarrollo Zana Briski fue fuente de inspiración para muchos de
los profesionales de la animación sociocultural, y al igual que se trato de que
los niños de Calcuta plasmasen su realidad a través del objetivo de una cámara,
desde Transcultura en colaboración con la
asociación CSU se intentó hacer un proyecto similar con un grupo de alumnos del
Colegio Santiago Apóstol del barrio del Cabañal de Valencia.
“Amb altres ulls” es un proyecto de
fotografía participativa que pretende potenciar la autoexpresión, la
concienciación y la confianza en las actitudes de uno/a mismo/a. Los/as niños/as son los verdaderos
protagonistas, los que gracias a ellos podemos conocer
una realidad que nos es de interés y no de una forma invasiva como quizás se
puede hacer desde un despacho o con una entrevista, sino de una forma sutil en
la que además de conseguir información, vas a establecer un vínculo y vas a
potenciar sus capacidades.
La fotografía, como hemos observado en el
ejemplo anterior, puede ser una herramienta maravillosa ya que te permite
reflexionar sobre la realidad. En el momento en el que enfocas y aprietas el
botón, estas seleccionando una parte de esa realidad, destacándola y escogiendo
entre esa y no otra.
Con el paso del tiempo, se observa como las
actitudes, valores y relaciones de grupo se han transformado. Se han adoptado
unos valores (disciplina, trabajo en equipo…) a una edad temprana y por
voluntad propia.
El ejemplo de “Amb altres ulls” es la
constatación de que la idea que desarrolló Zana Briski puede extrapolarse a
otros contextos y funcionar igual de bien, siendo una forma de intervención
sociocultural muy a tener en cuenta y ¡en alza! Ya que estamos viviendo un gran
desarrollo tecnológico que nos permite tener entre las manos siempre una
cámara.
Del mismo modo, os dejamos otro enlace en
el que podréis observar como se ha desarrollado el proyecto “Amb altres ulls”
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