Desde un ámbito u otro los objetivos de
la Animación Sociocultural en este ámbito se centran en redescubrir un nuevo
sentido para vivir la senectud con altos niveles de motivación.
Situados en esta perspectiva estamos
hablando de procesos de Animación Sociocultural para personas mayores. Claro
está siempre y cuando consideremos la Animación Sociocultural como un proceso y
no sólo como un cúmulo de actividades para llenar el tiempo vacío.
Nuestro punto de vista sobre la Animación
Sociocultural se sitúa en una dinámica comunitaria, entendiendo que la
Animación Sociocultural vista desde esta óptica es «El proceso de toma de conciencia
de una comunidad de sus propios problemas y la búsqueda colectiva de soluciones
a los mismos». Por ello, nuestra concepción de la Animación Sociocultural se
fundamenta en cuatro pilares básicos que la diferenciarían de la mera
organización de la ocupación del tiempo libre:
– El grupo.
– La toma de conciencia.
– El proceso
– La acción para afrontar los problemas
Cuando hablamos de proceso no hablamos de
algo unívoco y predeterminado. Hablamos de camino, que tiene un punto de
partida y llega a una meta. Sin embargo, la meta, la gran meta, se compone de
pequeñas metas, de pequeñas etapas que se van cubriendo. Lo importante es ir
cubriendo las distintas etapas autónomamente y con el tiempo necesario, porque
para cada persona y para cada grupo las metas son diferentes.
En este camino hay personas,
profesionales o voluntarias, que acompañan al grupo. Estamos hablando de los animadores.
Los animadores son acompañantes, nunca protagonistas fundamentales. Son facilitadores,
no son quienes ejecutan las ideas ni las acciones, es el propio grupo quien lo
hace. El animador ayuda, facilita, propone... pero quien hace es el grupo, quienes
crecen son las personas.
Los procesos hay que propiciarlos, por lo
que si no se planifican, diseñan, organizan, es difícil que podamos saber dónde
vamos. Por esta razón existen muchos grupos que hacen cosas, pero las hacen sin
rumbo. No está mal que se hagan cosas, pero s e avanzaría más si existiera una
propuesta. Estamos hablando de un «Proyecto de Animación Sociocultural».
Cuando nos referimos al «Proyecto de
Animación Sociocultural» estamos hablando de dos tipos de realidades que forman
en su conjunto un todo:
– Hablamos en primer lugar del Proyecto
que un grupo de personas realiza para afrontar su propia realidad. Sería un
Proyecto de grupo, una empresa a pequeña escala, pero muy importante para cada
grupo.
– En segundo lugar hablamos de un
«Proyecto de Intervención Sociocultural», estamos hablando, en este caso, de
una propuesta centrada en un medio concreto, en un entorno concreto, que de manera
global desarrolla un equipo de animadores y de usuarios o participantes.
Abarcaría la acción coordinada en función de una meta común de diversos grupos,
incluso de diversos grupos heterogéneos, con diversos intereses, edades,
propuestas, pero en torno a una dimensión común que puede ser el «Desarrollo de
la comunidad ciudadana».
Cuando hablamos de intervención
sociocultural en Tercera Edad debemos caminar a vincular las acciones de los
colectivos de personas mayores a proyectos más globales. Teniendo como punto de
referencia a la comunidad.
Otra cuestión problemática se plantea
cuando los ancianos se encuentran institucionalizados. Un Proyecto de Animación
en una institución de carácter residencial se asfixia si no encuentra sus referencias
en la comunidad donde se ubica dicha institución. De alguna manera estaríamos hablando
de una cierta desinstitucionalización de los ancianos institucionalizados, en
el sentido de romper el clima institucionalizador y referirlo a la comunidad.
La institución es la vivienda. La comunidad es el hábitat.
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